Un buen calzado es otro signo de elegancia y una parte muy importante del armario de una persona elegante. Partimos de la base de que unos zapatos de calidad y bien fabricados pueden durar muchos años, pero de nada servirá sin un buen cuidado y mantenimiento. Para ello debes tener en cuenta lo siguiente:
Utilizar siempre un calzador
Porque evita que se deformen los zapatos, sobre todo en la zona del talón. Mejor los calzadores de mayor tamaño porque el pie entra dentro del zapato de forma más vertical.
Evitar calzar los mismos zapatos dos días seguidos
La piel necesita descansar para poder volver a su posición original. Si no respira absorberá todo el sudor y se producirán más arrugas.
Tener los zapatos fuera de la maleta
Cuando se viaja se exponen a bajas temperaturas y presión. Con un tiempo de aclimatación la piel recuperará su estado natural.
Guardar en hormas
El mejor aliado del calzado cuando no se utiliza es una horma, tanto de madera como de resina. Las hormas absorben el sudor y el olor, impiden que la piel se arrugue y que recupere su posición original.
Secar lo antes posible
Si se mojan los zapatos lo ideal es retirar rápidamente la humedad con un trapo suave e introducir en unas hormas de madera. En muchas ocasiones estamos fuera de casa por lo que se podría poner en ellos papel de periódico o absorbente.
No abusar de los productos de limpieza
El exceso de ceras modifica su tono original e impide que la piel respire. También hay que elegir los productos más adecuados para conseguir una óptima hidratación y brillo de cada zapato según su material y color.
Limpiar por color
Con un cepillo y una gamuza para cada tonalidad de zapato.
Cepillar tras cada uso
Así la suciedad no penetrará en los zapatos. Lo ideal es elegir un cepillo de cerdas de buey, de caballo o de cerdo.
Conservar en buenas condiciones
A la hora de retirar los zapatos de temporada es importante dar una capa de betún o crema para que la piel se conserve durante esa época el año que no se utiliza el calzado.
Proteger con las bolsas de algodón
Todo buen par de zapatos suele entregarse con una bolsa de algodón que deja transpirar la piel y evita que entre la suciedad. Para una mejor conservación se debe usar su bolsa correspondiente, su horma y su caja.
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Fuente: Beatnik Shoes